“¿Y por casa cómo andamos?”, el duro editorial de la SRJM sobre el Gobierno de Córdoba

Un duro editorial difundió la Sociedad Rural de Jesús María, apuntando de manera directa sobre el Gobierno de la Provincia de Córdoba. El artículo institucional hace referencia a un “descontrol” y un sobredimensionamiento del aparato estatal, en tiempos de achicamiento de las estructuras gubernamentales y de reducción de gastos.

“Finalmente comprendimos que resulta imposible vivir gastando más de lo que ingresa. En esa inteligencia la administración nacional ha comenzado a tomar medidas. Reducción de estructuras y eliminación de personal superfluo han dado inicio al ordenamiento”, inicia el mensaje de la entidad ruralista del norte provincial.

Y agrega: “Asimismo, estamos reaccionando ante las ‘cajas’ extrañas como lo son los ‘fideicomisos’. Asistimos en los últimos días a las cifras estratosféricas que estos mecanismos distribuyen sin control”.

La mira en Córdoba

“Veamos, si de descontrol se trata, nada mejor que la provincia de Córdoba. Dónde podemos observar las más de 200 jerarquías ejecutivas en la página web del gobierno, dónde contaremos 14 ministerios; 65 secretarias; 57 subsecretarías; 75 direcciones y 7 agencias. ¿Hace falta tanto?”, se preguntan desde la SRJM.

Lo que sigue, es el resto del editorial de la entidad.

Agencias. ¿Para qué las agencias? Todo indica que se trata de burlar el control del Tribunal de Cuentas que, a propósito la administración anterior, a sabiendas que la oposición tomaba el control, generó modificaciones para limitar la capacidad del organismo para escudriñar esas cuentas. La Agencia Córdoba Agro, por alumbrar, que administrará el Fondo de Desarrollo Agropecuaria -FDA- se podrá lucir con magníficas obras.

Una nota de color. De color negro, del que está pintada la confianza de quienes manejan los fondos públicos. 26 mil millones de pesos en gastos de publicidad por parte del gobierno provincial. ¿Será cierto? Todo hace creer que sí, pues nadie ha salido a desmentir o enmendar la plana. Los adjetivos descalificativos que se merecen quienes convalidan y autorizan estos gastos tienden a infinito. Actitud que humilla a los ciudadanos de a pie.

Lo dicho, como recordatorio para tener presente sobre dónde están las hendijas por las que fluyen los “dinerillos”.

¡Ah! Para ser justos nos debemos un pequeño acto de contrición. De este lado del mostrador somos indulgentes y sumisos a la hora de ocupar las sillas del silencio que nos ofrecen. Punto.

¿Y por casa?; por casa sigamos volando que nuestro pilotos necesitan estar entrenados y … ¡Vermouth con papas fritas y good show! (Tato Bores dixit) ¡Que siga la joda!