sábado, 27 de abril de 2024
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Estrategias para combatir a la chicharrita del maíz y evitar una enfermedad letal para el cultivo

Emerge una nueva plaga en los lotes. Se trata de Dalbulus maidis, más conocida como chicharrita del maíz responsable de transmitir Spiroplasma o achaparramiento del maíz, una enfermedad que puede ser letal para el cultivo. La sequía y el calor contribuyen a su reproducción.

En diciembre pasado fue detectada su presencia en maíces de primera en la zona de Sinsacate, en el norte de Córdoba. Al no contar en la Argentina con productos químicos habilitados que la controlen, adquieren particular relevancia la difusión de estrategias y prácticas agronómicas para combatirla más efectivamente.

En este sentido, investigadores de la Estación Experimental Obispo Colombres (EEAOC) iniciaron un trabajo, en el marco de un convenio con la región CREA NOA, orientado a estudiar el comportamiento de este insecto.

Estrategias

Si bien los síntomas de la enfermedad suelen aparecer en la etapa reproductiva del maíz, el control efectivo debe instrumentarse en las primeras etapas fenológicas del cultivo.

“Por tal motivo, el tratamiento de semillas puede representar una herramienta muy valiosa para proteger a la planta de maíz”, afirmó Augusto Casmuz del área de Zoología Agrícola de EEAOC quien expuso en un evento organizado por el Proyecto Plagas de CREA.

En este sentido, el uso de híbridos tolerantes a Spiroplasma es una de las herramientas disponibles para evitar la propagación de la enfermedad.

Mientras que en Brasil existen más de cincuenta productos registrados para control de Dalbulus maidis, en la Argentina no hay ninguno habilitado.

Recientemente los investigadores de la AAEOC llevaron adelante un ensayo en condiciones controladas para evaluar el impacto de tratamientos de semillas con diferentes productos y dosis, con resultados preliminares registrados que fueron auspiciosos.

“Las plantas que evolucionaron de semillas que recibieron tratamientos posteriormente se desarrollaron de manera relativamente normal, mientras que aquellas que no recibieron tratamiento alguno (testigo) murieron”, apuntó el investigador.

“Es importante tener en cuenta que algunos híbridos mostraron un desmejoramiento en la calidad fisiológica de la semilla –desde pérdida del poder germinativo hasta muerte de plantas– ante determinadas dosis de imidacloprid”, añadió.

Por otra parte, un ensayo realizado con aplicaciones foliares de distintos productos y dosis mostró que esa herramienta de control no resultaría efectiva para controlar la población de insectos en situaciones de alta presencia de la plaga.

Un aspecto para resaltar sobre esta plaga es que, ante la ausencia de maíz, Dalbulus maidis puede refugiarse en cultivos invernales hasta tomar contacto nuevamente con el maíz para proveerse el sustento. “Esto es así, porque la chichcarrita es un insecto monófago que solo puede alimentarse y desarrollarse en plantas del género Zea (maíz y teosintes)”, explicó Casmuz.

Por último, el investigador de la EEAOC resaltó que, por las características de la plaga, los esfuerzos individuales seguramente tendrán poca efectividad y que lo más aconsejable es propiciar una generalización de las prácticas agronómicas probadas para controlar la expansión de la plaga.

Presencia de la plaga

Entre fines del invierno y comienzos de la primavera del año pasado se detectó una importante presencia de adultos de Dalbulus maidis en la zona de San Agustín (Tucumán), la cual, si bien descendió luego de controles químicos, volvió posteriormente a incrementarse.

En Los Altos (Catamarca), el aumento de la presión de la plaga fue exponencial en las últimas semanas. En este caso, el relevamiento también verificó que la presencia de maíz guacho, junto con la distribución del cultivo en diferentes fechas de siembra, contribuye a fomentar el crecimiento poblacional de la plaga.

Paralelamente, se recolectó una muestra de insectos en la zona de Mosconi (Salta). En esta zona, investigadores de la EEAOC están realizando evaluaciones para estimar qué proporción de las poblaciones de Dalbulus maidis están infectadas con Spiroplasma kunkelii.

“Pronto esperamos tener lista esa información, porque las estrategias por implementar para controlar el problema variarán en función de la proporción de la población infectada”, expresó Casmuz.

Y en diciembre pasado, también se detectó la presencia de Dalbulus maidis en maíces de primera en la zona de Sinsacate, en el norte de Córdoba, “donde no es usual encontrar a la plaga en esa época del año”, resaltó el técnico.

*Fuente: Lucas Cazado, Proyecto Plagas CREA, Contenidos CREA

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