sábado, 27 de abril de 2024
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Descubren cuatro nuevas especies de abejas en la Argentina

Como parte de un relevamiento de abejas en varias provincias, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del Museo Argentino de Ciencias Naturales ‘Bernardino Rivadavia’ descubrieron cuatro nuevas especies del subgénero Chrysosarus, perteneciente al género Megachile.

En un artículo publicado en el sitio web “Sobre la Tierra”, de Divulgación Científica y Tecnológica de la FAUBA, el ingeniero agrónomo Pablo Roset, MSc en Recursos Naturales, explica que estas abejas son originarias de nuestro país, Chile y Uruguay y, hasta el presente, la ciencia desconocía su identidad.

En el trabajo llevado adelante por el grupo de trabajo se las encontró, identificó y se les puso nombres. Brindan el importante servicio ecosistémico de polinización, habida cuenta de que en la Argentina existen casi 1.200 especies de abejas y todavía es posible que esa rica diversidad siga aumentando.

Cómo las distinguieron

De acuerdo a lo publicado, se distinguen por tener bordes filosos en las mandíbulas, una característica muy poco frecuente en ese subgénero. El estudio amplía el conocimiento sobre las abejas en nuestro país y destaca la importancia de conservar y fomentar las poblaciones silvestres de estos insectos como polinizadores de cultivos.

“En este trabajo nos enfocamos en un grupo de abejas del subgénero Chrysosarus, incluido en el gran género Megachile. Algo que caracteriza a la mayoría de las hembras dentro de Chrysosarus es que no poseen filos cortantes entre algunos dientes de sus mandíbulas. Nosotros, analizando distintas especies de la Argentina, encontramos ocho que sí tenían esos filos. Las estudiamos y descubrimos que cuatro de ellas son nuevas para la ciencia”, comentó Juan Pablo Torretta, docente de la cátedra de Botánica General de la FAUBA, para el artículo de divulgación.

Sus nombres

Megachile basimacula, M. platensis, M. simpliciclypeata y M. sancticlaudii, son las denominaciones que se les dieron a estas 4 especies descubiertas. Todas comparten ciertos rasgos: ser solitarias y construir sus nidos con pétalos y barro.

“A cada celdilla de cría le dan forma de ‘barrilito’, y para eso, las hembras recortan trocitos ovalados y redondeados de pétalos usando esos bordes filosos en las mandíbulas”, explicó el propio Torretta cuando publicó la descripción de las abejas en la Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, en coautoría con Arturo Roig-Alsina, profesional de esa institución.

“Además de estos nuevos insectos, otra de las abejas tratadas en el trabajo es una especie descripta hace más de 100 años por un señor llamado Vachal, y que nunca se había vuelto a mencionar en la literatura. Al no poder identificarla bien, pedimos información al Museo de Historia Natural de París y terminó siendo la abeja de Vachal. Ahora sabemos que se llama Megachile interjecta”, sostuvo el docente.

El valor de las abejas silvestres

Entre los aspectos que Torretta manifiesta para el sitio de la FAUBA, se incluye la importancia de potencias las abejas silvestres. “Entre otras cosas, en nuestro grupo estudiamos a las abejas en agroecosistemas: cuáles hay, cómo son sus ciclos de vida, qué comen y con qué alimentan a sus crías; es decir, buscamos saber qué recursos necesitan. En esta línea, una idea que tenemos es encontrar o manejar especies silvestres que sirvan como polinizadoras de algún cultivo o de plantas en general”, comentó.

“Creo que es clave favorecer el crecimiento en tamaño de las poblaciones silvestres de abejas. Y para eso hay que cambiar la forma de hacer agricultura: implementar rotaciones diversas, enriquecer la flora de los bordes de cultivos —especialmente la nativa— y usar menos pesticidas, entre otras cosas. La cuestión es mejorar la calidad de vida de las abejas y también la nuestra. Me parece que estamos en un momento ‘pivot’, y tenemos que pensar de acá para adelante nuevas y mejores alternativas para todos”, cerró.

La fotografía que ilustra la nota pertenece a Torretta y Roig-Alsina, y se publicaron originalmente en la Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales.

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