jueves, 02 de mayo de 2024
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Maíz 23/24: el Niño augura buenas expectativas, pero ¿dan los números para hacerlo?

Con las perspectivas de lluvias que trae el arribo de un ciclo Niño, comienzan los análisis para tomar decisiones sobre la siembra, y en el caso del maíz, los números darían (respondiendo al interrogante del título) en función de que si bien la inversión es alta, también lo es su retorno económico, debido a un “acomodamiento” de los precios tanto del grano como de los insumos.

Esto se desprende de un informe elaborado por Aapresid, en base a lo desarrollado por Guillermo Huguet (Chacra Justiniano Posse), Hernán Urcola (INTA) y Gabriel Actis (KWS).

¿Tempranos, tardíos o miti-miti?

Frente a un panorama de reposición hídrica, una de las primeras decisiones es la elección de fechas de siembra. La paleta de híbridos que ofrece el mercado abre un abanico de posibilidades para siembras tempranas o tardías; no obstante, la decisión va mucho más allá desde la caracterización ambiental de nuestros lotes hasta el retorno económico de la inversión que estemos dispuestos a afrontar.

El maíz temprano expresa techos de rendimiento más altos en ambientes de alta potencialidad, pero también muestra mucha variabilidad frente a los factores bióticos y abióticos. En cambio, al experimentar el cultivo en ambientes más restrictivos, el tardío es el que le da estabilidad al sistema con rindes esperables un poco menores, aunque a veces pueden incluso superar al temprano.

Encontrar ese punto de equilibrio entre los ingresos y egresos del negocio va a estar dado justamente por la diversificación de fechas de siembra y la inclusión del maíz en las rotaciones. Por ello, es clave pensar y diseñar estrategias con una repartición temprano/tardío balanceada que permita, por un lado, alcanzar altos rendimientos en ambientes potenciales con los tempranos y, por otro, conseguir estabilidad y regular la inversión con los tardíos en ambientes menos dóciles. Es una carta que apuesta a la gestión del riesgo.

Los números dan

Con la golpiza de la sequía a nivel país, sería entendible que los productores estén pensando en un menor nivel de inversión como parte de una jugada conservadora. Sin embargo, los márgenes del maíz siguen siendo buenos.

Los precios están en una tendencia a la baja, lo que no significa que sean mínimos históricos sino que empezaron a normalizarse luego del boom en 2022, derivado del conflicto Rusia-Ucrania y otros factores coyunturales, que llegaron a tocar cifras récord. Ahora, con la reciente renovación del acuerdo comercial entre ambas potencias y una recomposición del stock mundial de maíz y otros granos, el mercado se va acomodando y volviendo a precios “más normales”.

Por otro lado, respecto al año pasado, los costos también se han retraído y en particular el rubro fertilizantes que tiene un peso importante en los costos de producción del maíz junto con otros agroquímicos. Dependiendo de las zonas y del precio que se tome para el cálculo, tenemos costos alrededor de un 20% inferior anual. En definitiva, el efecto combinado de reducción de ingresos por precio y retracción de costos nos deja márgenes y rendimientos de indiferencia más o menos similares a los de la campaña 22/23, y termina compensando la mayor inversión versus una soja.

La inversión en maíz es alta pero también lo es su retorno económico con lo cual sigue teniendo un rol protagonista en las rotaciones agrícolas.

Insumos y acopio: año clave para presupuestar

La última sequía no sólo perjudicó a los cultivos de renta, sino que afectó la producción semillera, por lo que será importante diseñar un plan de compras para asegurar disponibilidad de híbridos y calibres; y planificar estrategias de almacenaje en la cosecha para competir con buenos precios.

Dentro de los márgenes, la bolsa de maíz es otro de los costos a asumir. Hoy una bolsa de 80 mil semillas en el mercado está levemente por encima de la campaña anterior para todas las compañías. Es que, para la industria semillera también han sido años duros. Los sistemas de producción de híbridos trabajan con irrigación y ante el gran déficit hídrico que atravesó el país, sus costos de producción se vieron al alza acompañados de una menor cantidad de bolsas por hectárea y por semillas más desparejas. En este sentido, es posible que en esta campaña la disponibilidad de semillas se vea ajustada para ciertos híbridos y, en especial, para ciertos calibres.

En cuanto al abastecimiento de fertilizantes y otros agroquímicos, también es recomendable planear las compras con anticipación y subsanar cualquier tipo de faltante o retraso en las entregas; una forma de posicionamiento ante la situación cambiaria y proceso inflacionario del país.

Más adelante, pensando hacia la cosecha y la fluctuación de precios a futuro, sería prudente también diseñar alguna estrategia de almacenaje para no tener que salir a vender apurados. Poder tener la cintura para esperar los momentos de suba del precio y poder aguantar el grano almacenado permite estar mejor posicionados financieramente.

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