Hoy, 17 de noviembre, el peronismo conmemora el Día de la Militancia, en recordación del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina, después de 17 años de exilio, tras haber sido derrocado en 1955.
¿A quién tenía a su lado, protegiéndolo con un paraguas de la llovizna que caía cuando descendió del avión?. A José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT.
Rucci, quién fuera asesinado 10 meses después por Montoneros, cuando salía de la casa dónde vivía la familia del sindicalista. Crimen cometido a dos días del triunfo electoral que llevó a Perón a su tercera presidencia, en septiembre de 1973. O sea, en plena etapa democrática del país, sin proscripciones.
Hoy, sectores neosetentistas han elevado a la categoría de héroes a los setentistas que ejecutaron a Rucci.
La frágil memoria de los argentinos es una de las razones de su fracaso y decadencia. Y para no caer en omisiones ni sectarismos, los setentistas y neosetentistas no son los únicos responsables, aunque pesa sobre ellos una buena parte de los errores.
Es oportuno repasar las páginas de una historia no muy lejana.
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