martes, 30 de abril de 2024
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Maíz afectado por Spiroplasma: la inoculación del silaje, clave para reducir pérdidas

El achaparramiento del maíz debilita el desarrollo de las plantas y puede causar mermas de rendimiento de hasta el 70%; no obstante, el cultivo se puede picar y ensilar para alimentación animal, y en ese punto de las decisiones, la inoculación del silaje es la clave para conservar la calidad del forraje y evitar pérdidas.

En medio de esta campaña, el problema se agravó extendiéndose a unos 27 departamentos de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, Salta y Tucumán.

De acuerdo con Jonathan Camarasa, desarrollador de mercados de Rizobacter, una de las empresas líderes en la producción de inoculantes, síntomas como amarillamiento, enrollamiento de hojas, retraso en el crecimiento y deformación de las estructuras foliares son “efectos que reducen la capacidad de la planta para fotosintetizar y producir energía”.

Inocular el silaje para evitar pérdidas

Si bien el achaparramiento del maíz es una enfermedad que debilita el desarrollo de las plantas, los cultivos que se cosechan pueden ser ensilados y constituirse en un alimento inocuo para la ganadería. “En esta situación, la inoculación del ensilado es una decisión clave que les permite a los productores lograr una fuente de alimento de la más alta calidad, en función del cultivo, para los animales”, sugirió Camarasa.

Para el especialista de Rizobacter, “el uso de inoculantes para ensilados de maíz tiene múltiples beneficios: mejora y acelera la conservación del forraje, reduce las pérdidas durante el almacenamiento y minimiza los riesgos asociados con fermentaciones indeseables para lograr un alimento palatable e inocuo”.

En este sentido, Camarasa recomendó la adopción o uso de Rizosil, el inoculante de Rizobacter diseñado para el tratamiento biológico de ensilados de forraje. Su formulación combina la acción de seis bacterias homo y hetero fermentativas que logran la estabilización del material y previenen el deterioro aeróbico.

Este inoculante es liofilizado, en tanto no requiere cadena de frío para su conservación, y posee el mayor porcentaje de enzimas del mercado, las cuales ayudan a fermentar mejor a aquellos cultivos difíciles de ensilar y aumentar la digestibilidad del forraje.

Mermas en rendimiento

Camarasa explicó que las mermas por Spiroplasma se producen debido a que la enfermedad reduce la capacidad de la planta para hacer fotosíntesis (a causa del daño foliar) y absorber nutrientes y agua, e interfiere en los procesos metabólicos.

“Estos efectos negativos varían según diversos factores como la cepa específica del patógeno, las condiciones ambientales, la etapa de desarrollo de la planta y la susceptibilidad genética del híbrido”, amplió el especialista de Rizobacter.

Otra consecuencia visible de la infección por Spiroplasma es la alteración del metabolismo de los carbohidratos, determinantes para la calidad nutricional del forraje. “Por lo general, se observa una disminución en los niveles de azúcares solubles, como glucosa y sacarosa, debido a la interrupción en la fotosíntesis y el transporte de carbohidratos”, finalizó Camarasa.

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