martes, 30 de abril de 2024
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Agricultura regenerativa: cuáles son las tres claves para su impulso

Son tres los aspectos fundamentales para el impulso de la agricultura regenerativa: repensar hábitos y prácticas de manejo; y la complementariedad de biológicos y químicos; y la adecuación de tecnologías según manejos diferenciales.

Estos fueron los principales ejes que se marcaron, en el CET (Centro de Evaluación de Tecnologías) de Rizobacter -ubicado en Pergamino- cuando se llevaron a cabo las jornadas “ReCETeando la agricultura”, en donde parcelas experimentales pusieron en evidencia el potencial tecnológico de los desarrollos que la compañía ya tiene en mercado, junto a otros que están en estado de prelanzamiento.

“Resetear” hábitos

La consigna fue: para trabajar con biológicos el desafío está en “resetear” los hábitos y prácticas de manejo productivo. “Se trata siempre de buscar respuestas contemplando la particularidad de cada ambiente y problemática.  Hace falta repensar la idea de recetas únicas polifuncionales o recomendaciones de productos, sino de soluciones adaptadas a cada situación.  La biología no es uno más uno igual a dos, por lo tanto, tampoco lo pueden ser las maneras de abordar las estrategias productivas.  Los biológicos funcionan en profunda interacción con el ecosistema, entender su lógica nos acercará a los resultados esperados”, indicaron desde la compañía.

Existen microorganismos que funcionan mejor en tratamientos de semillas y otros mejor a nivel foliar, e inclusive, algunos tienen un destacado desempeño en el perfil de suelo.  Hoy el desafío no está únicamente en desarrollar nuevos productos biológicos, sino en encontrar, dentro de los microorganismos ya conocidos, los mecanismos de acción en el momento y región oportunos de cada uno y la necesidad o no de complementar con productos de síntesis química.

Más escuela que productos

“El control de malezas nos dejó una enseñanza, hace falta más ‘escuela’ que productos.  Existe una enorme paleta de formulaciones, pero el desconocimiento en el manejo productivo trajo aparejado problemáticas, como lo es la resistencia a controladores curativos de malezas o insectos”, sostienen desde Rizobacter.

Como se indicó al comienzo, la complementariedad de biológicos y químicos, y la adecuación de tecnologías según manejos diferenciales son claves para impulsar una agricultura regenerativa y rentable.

“Hace tres años estamos trabajando en un programa que llamamos BioUnit, que consiste en justamente revisar cuándo y cómo es necesaria y posible la combinación entre químicos y biológicos para un mejor manejo de cultivos. Por ejemplo, en el caso de las carboxamidas, como es el Sedaxane, más Rizoderma (biofungicida en base a Trichoderma), potencia 10 veces el mecanismo de control en situaciones complejas, y aumenta el espectro de control. En otras situaciones detectamos la necesidad de trabajar más con insecticidas porque en los últimos años vienen creciendo plagas y, actualmente, no se cuenta con soluciones biológicas para esos determinados insectos que afectan el crecimiento y desarrollo inicial”, aseguró Gabriel Mina, Gerente de la Unidad biológicos de Rizobacter.

Y agregó: “Asumimos esa responsabilidad, y por eso, mientras nos ocupamos del desarrollo de nuevas formulaciones biológicas para tales problemáticas, buscamos estrategias que acompañen las necesidades del productor”.

En el caso de insumos de síntesis biológica, un punto destacable y donde Rizobacter pone su mayor esfuerzo es la calidad de formulación.  “La esterilidad, el cuidado en los procesos de desarrollo y la estabilidad en la formulación son claves para su desempeño y resultados a campo.  Con más de 47 años de experiencia y un liderazgo creciente en biológicos, Rizobacter logró la confianza de los usuarios.  Los productores saben que con nuestras tecnologías tienen eso asegurado”, sostuvo Mina.

Bioelicitores: las nuevas aliadas

En los ensayos a campo, se pudo observar la inclusión de nuevos abordajes especialmente diseñados para potenciar la acción de los microorganismos específicos para la FBN y la protección de cultivos a través de la incorporación de proteínas y otros microorganismos que estimulan a las plantas para tolerar un nivel más alto de enfermedades e incrementar la disponibilidad de nitrógeno.

“La mayoría de estos nuevos insumos biológicos son por ejemplo los bioelicitores, tal es el caso de las proteínas o polipéptidos extraídos de bacterias y hongos como también nuevas combinaciones de microorganismos. La función principal de estas proteínas recombinantes es desencadenar en el cultivo desde el inicio una mejora global del estado fisiológico del mismo, provocando la activación del sistema de defensa de las plantas y estimulando el crecimiento de ellas”, explicó el profesional.

Como en el caso de las vacunas contra enfermedades, lo que se captura es la respuesta frente a determinada dificultad o enfermedad. De este modo, al incluirlas en una formulación junto a un determinado microorganismo biocontrolador, como podría ser nuestra Trichoderma afroharzianum (Rizoderma), estas moléculas bioelicitoras inducen una mayor tolerancia al estrés abiótico o mayor tolerancia a la sequía, mayor enraizamiento; permitiendo que el microorganismo biocontrolador pueda trabajar más libre y eficientemente.

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