viernes, 26 de abril de 2024
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Prohibición de agroquímicos: las causas del violento estallido en Sri Lanka

El diario La Nación, con la firma de María del Pilar Castillo, publicó un revelador artículo sobre las causas que provocaron el violento estallido social y crisis institucional en Sri Lanka, que se vieron en impactantes fotos y videos que mostraron cuando fue asaltada la casa de gobierno.

Puede haberse inferido que se trató de una acción producto del hartazgo de un mal gobierno y de los políticos. En realidad, en parte es así. Pero hay otras motivaciones que bien vale que se conozcan: la prohibición del uso de fitosanitarios y fertilizantes para los cultivos y reemplazarlos completamente “por la agricultura orgánica que dejó a un país entero al borde la hambruna”, señala la nota periodística.

María del Pilar Castillo relata:

Los manifestantes de Sri Lanka, hambrientos y furibundos, atribuyen la profunda crisis económica que atraviesa el país, marcada por la escasez generalizada de insumos y el alza de precios, a la mala gestión del gobierno. Y en su mayoría tienen razón. Aunque parte de la culpa puede llevársela un contexto internacional turbulento, lo cierto es que una serie de penosas decisiones arrastraron a la nación insular del sur de Asia a la ruina. Pero entre ellas, una se destaca por su singularidad: el impulso de la política de la “Visión de la Prosperidad”.

Bajo este lema, en abril de 2021, el entonces presidente Gotabaya Rajapaksa (renunció el miércoles) decidió prohibir la importación y el uso de fertilizantes inorgánicos y agroquímicos en el país con el pretexto de que el gobierno debía “garantizar el derecho del pueblo a una dieta no tóxica”.

Una parte del artículo continua narrando:

Amparado en el bienestar y la sustentabilidad, Rajapaksa estableció el ambicioso objetivo de convertir a Sri Lanka en el primer país del mundo libre de fertilizantes sintéticos y pesticidas. Pero la abrupta inmersión en la agricultura ecológica trajo consecuencias calamitosas de dimensiones inesperadasincluida “la amenaza inminente de hambruna para su población de 22 millones de habitantes”, en palabras del propio presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardana. Así, el gobierno tuvo que revertir la medida tan solo siete meses después de su entrada en vigor, al mismo tiempo que millones de ciudadanos hacían largas colas y recorrían múltiples establecimientos para adquirir productos básicos como leche en polvo y querosene.

¿Cómo es posible que una iniciativa que pretendía promover la preservación del medio ambiente y cuidar la salud de las personas fuese capaz de propulsar en una nación agrícola una crisis alimentaria sin precedentes que culminó en la toma de la residencia oficial y la eyección del presidente?

“Es la síntesis de un experimento catastrófico”, dice a LA NACIÓN César Belloso, productor agropecuario. “Es triste lo que pasó, pero muestra el desastre que se puede hacer cuando las decisiones se apoyan en el voluntarismo y no en el conocimiento científico”.

Las cifras confirman la debacle. Según el Departamento de Censos y Estadísticas, la producción de arroz, uno de los principales cultivos del país, cayó a 3,94 millones de toneladas en las dos temporadas (Maha y Yala) que corren de mayo de 2021 a marzo de 2022 –interrumpidas por la temporada de monzones–, desde 4,98 millones en el período equivalente anterior.

En la localidad de Rajanganaya, donde la mayoría de los agricultores operan a pequeña escala con no más de una hectárea cada uno, la mayoría de aquellos con los que habló el periódico británico The Guardian en abril de este año informaron de una reducción de entre el 50% y el 60% en su cosecha.

Incluso una encuesta de julio de 2021 (tres meses después de la entrada en vigor de la medida) de Verité Research, un think tank que ofrece análisis estratégicos para Asia, mostró que el 85% de los agricultores esperaban una reducción de sus cosechas debido a la prohibición de los fertilizantes. La mitad de ellos temía que el rendimiento de sus cosechas pudiera disminuir en hasta un 40%.

El artículo completo del diario La Nación, en este link: https://bit.ly/3O7p4RJ

3 comentarios

  1. Por que no dejan de hablar de agroquímicos y los mencionan como «fitosanitarios y simplemente fertilizantes». La palabra «agroquímicos» es muy negativamente susceptible por la gente común, ya que desconoce el tema. Creen que el término «químico» es sinónimo de veneno, cuando tenemos que casi todos los medicamentos para humanos son también compuestos químicos y muchos de ellos, por el mal uso, son más dañinos que los fitosanitarios. Lo que sí, hay que promover intensamente son las buenas prácticas agropecuarias en los tratamientos terapéuticos en esta actividad. El problema está, en muchos casos, en el mal uso y abuso de estos productos sanitarios y no en el producto en sí.

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