miércoles, 24 de abril de 2024
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¿Hacer trigo después de “3 Niñas”?: claves para lograr buenos resultados este año

La “pregunta del millón”: ¿Hacer trigo después de 3 ciclos Niña?. A este interrogante, que ya en su oportunidad respondió para Agroverdad el ingeniero Jorge Fraschina, lo plantearon también desde la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) para lo que se viene.

Hay que recordar que la campaña pasada el común denominador fue la baja carga en el perfil hídrico de los suelos y la anomalía de alternancia térmica y, en el caso del trigo, la falta de agua resintió severamente la superficie sembrada que en algunos casos llegó a caer más del 50%.

Por otro lado, las heladas hicieron lo suyo ocasionando pérdidas de macollos en período vegetativo, fallas en antesis o mal llenado de granos. Como si esto fuera poco, las olas de calor al final del ciclo fueron la frutilla del postre para arrebatar los pocos quintales que quedaban.

Con base a lo expuesto por el productor de Juatiniano Posse, Jorge Mazzieri, y por Lucas Grajales de la Consultora Hit, desde la entidad se detallaron algunos de los aspectos claves para el intento de lograr buenos trigos este año.

Agua útil: la gran pregunta

El muestreo de suelo encabeza la lista de tareas. Quienes tienen historia de medición de napa, en mayo 2023 ya se marcaba un franco descenso de la misma por debajo de la línea de los sistemas radiculares. El productor Jorge Mazzieri menciona que en ninguno de los sitios muestreados en el sudeste de Córdoba encontraron más de 200 milímetros de agua almacenada hasta los 2 metros, “así que hoy en cuanto a napa favorable no nos queda nada más que la historia de haberla medido”.

Hay que considerar también que muchos perfiles salen de sojas que aprovecharon los 40 o 60 milímetros de lluvia que cayeron en marzo en el primer metro para terminar de acumular materia seca, pero por debajo no queda remanente.

Por ende, las necesidades hídricas van desde los 250 a los 300 milímetros si lo que queremos es arrancar con el perfil lleno a los dos metros de profundidad. Leyendo las proyecciones climáticas para el trimestre mayo-junio-julio se espera que con un evento Niño neutral haya una recomposición de los perfiles.

En un año como éste, es factible sembrar con un 70% de capacidad de campo en el primer metro. Asimismo, será clave tener recargas gravitacionales por lluvias de intensidades bajas y larga duración, para lograr un trigo bien implantado, competitivo con las malezas y próspero.

No “pijotear” con la fertilización

“La decisión de hacer trigo dependerá de cuánto estamos dispuestos a invertir en paquete tecnológico acorde al potencial de cada lote para construir cultivos exitosos. Desde el punto de vista nutricional estos son los años donde mayor protagonismo cobran los muestreos para saber dónde estamos parados”, sostienen desde Aapresid.

La manera de eficientizar la nutrición en años secos es con fertilización incorporada para asegurar una mejor distribución espacial del fertilizante.

El aporte de fósforo (P) al momento de la siembra de trigo es estratégico. Favorece la proliferación radicular inicial, permite mayor exploración del volumen del suelo para la absorción de agua, y puede favorecer la resistencia al vuelco y adelantar la etapa de madurez, además tiene un efecto residual en los cultivos posteriores.

“En el caso del nitrógeno (N) es deseable dividir las dosis a la siembra y en macollaje pero siempre incorporando la urea”, remarca Lucas Grajales, y pone énfasis en la importancia de planificar y no dejar nada librado al azar.

“Creo que la prioridad en este escenario es lograr calidad de implantación, buena colonización radicular para llegar bien apalancados a fines de agosto, cuando se definen los macollos”, destaca por su parte Mazzieri.

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