jueves, 25 de abril de 2024
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En carne propia: la imposibilidad de un frigorífico cordobés para implementar el troceo en una economía volátil

La Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) dejó en claro con un ejemplo concreto (y real), la imposibilidad de implementar el troceo de carne en un contexto económico nacional que no sabe de estabilidad y previsión. La entidad que nuclea a los actores más importantes de la industria cárnica expuso el caso del frigorífico riocuartense Penny Lane, cuyos directivos hicieron todo lo posible para adecuarse a lo que solicita la normativa, pero chocaron contra el muro inflacionario y la lentitud de la oferta crediticia.

FIFRA detalló el proceso que tuvo que atravesar la firma cordobesa, en la experiencia de Alvaro Quirós, integrante de la familia propietaria de este frigorífico que da trabajo en forma directa a más de 60 personas pero que con los tercerizados llega a cerca de 80 empleados. En la planta se faenan bovinos y porcinos, a razón de unas 5.000 cabezas mensuales, de las que aproximadamente 2.000 son vacunos y el resto capones, aunque por el mayor peso de la res bovina esta especie es la que más kilos aporta en su producción.

El camino a la nada

Quirós argumentó que la exigencia que implica el troceo requiere de más gasto en frío y en logística, por lo que las plantas deben necesariamente mejorar la capacidad de almacenamiento de carne. Y expone el problema con una simple cuestión de espacio: “Donde se cargan 100 medias reses no se van a poder cargar 400 cuartos, eso significará más camiones por frigorífico, es decir, más costos”.

A pesar de todo, desde la empresa decidieron realizar las presentaciones correspondientes de manera de poder aprovechar los beneficios crediticios del ampliamente publicitado Plan GanAr. Pero se encontraron con los desfasajes derivados de la lentitud burocrática y la inflación.

En el mes de mayo hicieron los trámites pero como el propio Quirós explicó, los proveedores limitaban el acuerdo presupuestario solo una semana por el aumento de los costos: “Cuando nos salió la aprobación de factibilidad del proyecto la tasa de interés en los bancos había pasado de poco más del 20% al 50% y de los 150 millones de pesos que necesitábamos inicialmente nos prestaban 50 millones, es decir, la tercera parte”, detalló el empresario.

 

Impacto al bolsillo del consumidor y del productor

Como el mismo Quirós manifestó, este escenario va de lo particular a lo general, ya que se repite en todo el sector. De todas maneras, hay otro aditamento que añade preocupación, más allá de las dificultades para hacer frente a las adecuaciones edilicias y mecánicas por parte de los frigoríficos (y las carnicerías): y es el impacto que la medida puede tener en el bolsillo del consumidor y del productor.

De acuerdo a lo que informa FIFRA, al aumentar los costos en el eslabón industrial de la cadena, indefectiblemente un porcentaje se trasladará al corte de mostrador. Y se suma el hecho de que al contar con un menor poder de compra de hacienda, los feedlots y productores sentirán el golpe.

Un resumen de todo este escenario también fue explicado para Agroverdad por Daniel Urcía, vicepresidente de la Federación, en el marco del Punto de Encuentro de Jóvenes del IPCVA, que se llevó a cabo en Córdoba días atrás.

«El año 2023 será difícil, el contexto de sequía tiene impacto en una mayor salida de hacienda y en la falta de pasturas. Con respecto al troceo, creemos que no están dadas las condiciones. No tenemos dudas que impactará en el precio de la carne por el incremento de los costos de infraestructura y logísticos», había dicho Urcía.

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