Coincidente con el inicio de la campaña de granos gruesos y la confirmación de una tercera Niña para la temporada primavera-verano, desde Stine sostienen que una genética superior en cada híbrido de maíz y cada variedad de soja harán una diferencia en estabilidad y también potencial de rendimiento.
La condición climática, permitió a la compañía en el reciente Congreso CREA poner en relieve para la implantación tardía de maíz, al ST 9820-20, reconocido como “El Petiso”. (Fotografía ilustrativa: Jornada de la empresa Gyssa en Sinsacate, Córdoba).
Otorga la ventaja de que es un ciclo corto, que puede tomar todos los recursos medioambientales rápidamente, escapa a las heladas tempranas y posee una acelerada tasa de secado. Este híbrido se caracteriza por tener un porte bajo y una rápida velocidad de floración entre 70 y 75 días.
Asimismo, este híbrido tiene una importante fortaleza de caña, compactos en 150 centímetros de altura, y, gracias a ello, además, ofrece la posibilidad de practicar una fertilización diferida y estratégica, si se presentan las lluvias a tiempo para que el cultivo pueda absorber la nutrición nitrogenada.
Una Soja Stine Enlist
En cuanto a soja, desde Stine recomiendan uno de sus más recientes lanzamientos: la Stine 47EA32. Se trata de un cultivar con tecnología “Enlist”, que confiere tolerancia a los herbicidas glifosato, glufosinato de amonio y 2,4-D “Colex D”.
Además, es un material que posee un ciclo de madurez intermedia, siendo este ciclo de madurez uno de los más utilizados en nuestro país.
La soja Stine 47EA32, es –en suma- un cultivar de ciclo intermedio, con alto potencial de rendimientos, apto para siembras tempranas y tardías con la posibilidad de generar una buena estructura vegetativa y capturar toda la radiación durante el ciclo de crecimiento.
Asimismo, ofrece una solución para el manejo de las malezas a partir de la aplicación de tratamientos de control diversificando productos.