Ya estamos acostumbrados. El gobierno y el kirchnerismo dicen una cosa pero piensan y hacen otra opuesta. De modo que no puede extrañar que el gobierno haya decidido «monitorear» (un eufemismo: lo correcto es que suspende o «dosificará» aritrariamente) las exportaciones de carnes.
“Se crea un nuevo registro de exportaciones de carnes, con intervención de la Secretaría de Comercio Interior del Ministerio de Desarrollo Productivo, a los fines de mejorar el monitoreo de las exportaciones cárnicas y el abastecimiento del mercado interno”, comunicó la Jefatura de Gabinete.
Aunque fuentes oficiales negaron que represente un retorno de los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) que rigieron durante la anterior década kirchnerista.
Resumiendo todas las manifestaciones de reprobación que se sucedieron una vez conocida la decisión gubernamental, la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias expresó “su más absoluto rechazo a la reinstauración del Registro de Exportaciones, en este caso para la carne, y demás medidas intervencionistas anunciadas, instrumentos todos que ya se implementaron en el pasado reciente con resultados contraproducentes para la producción, la actividad y el empleo”.
No hay nada más para decir o ampliar. El kirchnerismo es un volver al pasado, a la década perdida o a los setenta, en su versión supuestamente «revolucionaria», por otros medios: ¿nadie recuerda cuando se proclamaron «marxistas-leninistas»?.
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