La provincia de Córdoba se mantiene entre las 10 mayores regiones productivas de maíz en el mundo, ocupando el noveno puesto en 2021, con una cosecha esperada de 16,7 millones de toneladas. Respecto a la campaña anterior descendió un lugar.
En el tope figura Iowa con 58,3 millones de toneladas. Luego se ubican otros dos estados de EE.UU.: Illinois con 54,1 millones y Nebraska con 45,5 millones. En el cuarto lugar se encuentra Mato Grosso, con 37 millones de toneladas de maíz.
El descenso en un puesto obedece a que la cosecha de Córdoba será menor en 4,5 millones de toneladas, a causa de los efectos del fenómeno La Niña, que ha hecho mermar los rindes en Argentina.
Estos datos fueron expuestos por el Lic. Gonzalo Agusto, economista de la Bolsa de Cereales de Córdoba, durante el acto del remate del primer lote de maíz con el que se inició simbólicamente la campaña comercial de la temporada.
Producción de maíz per cápita
Por otra parte, Córdoba presenta una buena producción por habitante, ubicándose en el sexto puesto en el ranking de producción per cápita, con 4,5 toneladas.
Estados como Iowa o Nebraska tienen una producción entre 18 y 25 toneladas por habitante, mientras que la producción per cápita cordobesa es de 4,5 toneladas.
Mientras más baja sea la producción por habitante, menor la capacidad exportadora de la división ya que el consumo dentro de la provincia podría ser significativo, aunque depende en última instancia de cuánto maíz se consume geográficamente.
Producción por hectárea
En cuanto a la productividad para la campaña 2020/21, Córdoba tendrá un rendimiento promedio de 8 toneladas por hectárea.
Aún quedan desafíos por superar –apuntó Agusto-, especialmente si se compara con los Estados que lideran en términos de rendimientos: Oregon (15,1 tn/ha), Washington (14,3 tn/ha), Arizona (12,7 tn/ha) e Idaho (12,5 tn/ha).
Transformación en orígen
El economista señaló, en representación de la BCCBA, que en la provincia de Córdoba se transformarán aproximadamente 3,6 millones de toneladas de maíz durante 2021, lo cual representa sólo el 22% de la producción total.
“Con políticas activas e incentivos claros, la cadena maicera tiene mucho por crecer y continuar aportando en términos económicos, sociales y ambientales”, puntualizó.
