El Coronavirus vino a cambiar múltiples aspectos de la vida de las personas, y particularmente modificó hábitos vinculados a la salud y la alimentación.
Lejos de la carne, poca verdura y menos de 2 litros de agua por día, son algunos de los datos que arrojó una nueva investigación de la Universidad Siglo 21 que relevó puntualmente cuál es la dieta actual de los argentinos y cómo cambió por la pandemia.
El estudio, que indaga sobre aspectos relativos a la salud y la alimentación, fue realizado por el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la institución con sede en la ciudad de Córdoba y con centros educativos en todo el país.
Alimentación y Pandemia
La Universidad presentó una nueva investigación que analiza cómo se alimentaron los argentinos durante la pandemia y cuáles son los efectos que ya se manifiestan en los hábitos y la salud de la población. El estudio fue realizado en siete ciudades del país y ahonda en qué comen, cómo se hidratan y qué piensan de su salud los argentinos.
Así, se pudo recabar que la dieta de los argentinos está cambiando: solamente el 15% consume en forma diaria carne. Además, solo la mitad consume diariamente verduras, y 1 de cada 3, frutas, leche y yogurt. Y se pudo advertir una gran presencia de harinas y panificados en la dieta actual.
“Esta es una tendencia a nivel mundial, que da como resultado problemas de malnutrición, obesidad, un aumento de la diabetes, entre otros” destacó Natalia Cervilla, directora de la Licenciatura en Nutrición de Siglo 21.
Entre los resultados más importantes del estudio, destacaron, respecto a la percepción sobre su estado de salud, que 9 de cada 10 declaró estar satisfecho con su estado actual, calificándola como buena o muy buena. Aunque las personas de mayor edad perciben su estado como “menos favorable”.
Ademas, que casi 7 de cada 10 personas se siente igual, en tanto que el resto se divide de manera equitativa entre quienes se sienten peor y mejor que antes. “Aquí también las personas de mayor edad muestran una diferencia, ya que creen estar peor que el año pasado, duplicando al mismo segmento de las edades más jóvenes”, explicaron los especialistas.
En el rubro alimentación, es donde el estudio despierta las mayores inquietudes ya que se relevó que sólo 4 de cada 10 personas manifestó que consume verduras de manera cotidiana, y sólo un tercio de los encuestados afirmó que consume frutas, leche o yogur de manera diaria.
Un dato inquietante, es que durante la cuarentena por el Coronavirus se detectó que el consumo cotidiano de carnes se redujo a menos de 15% entre los consultados en la muestra. En cuanto al consumo de frutas, verduras, leche, yogur, queso y huevos, se pudo establecer que es más frecuente entre las mujeres.
“Esos alimentos se consumen más en Mendoza, mientras que Córdoba es una de las ciudades que menos lo hace”, señalaron los autores del estudio.
Otro aspecto que se abordó en cuanto a hábitos saludables y de alimentación, fue el de la hidratación. En relación con las bebidas, una amplia mayoría de personas respondió que consumen agua, soda o infusiones de manera cotidiana.
Y respecto de las gaseosas, se observó que 1 de cada 10 las consume al menos varios días de la semana, ya sea con o sin azúcar. “El consumo de agua o soda es más frecuente entre las mujeres y, geográficamente, en Córdoba, San Miguel de Tucumán y Corrientes”, consigna la investigación.
Un dato para subrayar, es que casi 4 de cada 10 participantes manifestaron ingerir una cantidad menor a la recomendada por la OMS: dos litros de agua por día. “Este consumo deficitario se evidencia con mayor intensidad en las ciudades de Córdoba y Comodoro Rivadavia”, explicaron.
“Como lo indican las organizaciones y referentes a nivel mundial, la falta de una dieta balanceada en cantidad y calidad, y el sedentarismo, están entre los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades no transmisibles”, expresó Cervilla.
“No es posible definir una única dieta como saludable, ya que se debe adecuar a las características de cada individuo, sus gustos, preferencias y cultura alimentaria. En todos los casos debería incorporar alimentos de todos los grupos y colores (frutas y verduras, legumbres y cereales, preferentemente integrales, carnes y huevos, lácteos preferentemente descremados, aceite, frutos secos y semillas), y limitar aquellos alimentos de alta densidad energética y bajo valor”, recomendó la especialista que dirigió la investigación a la que se puede acceder completa, a continuación.
