El viento a favor que le ayudó al garbanzo a crecer rápidamente hasta convertirse en una economía regional en el Norte de Córdoba, tarda en volver a soplar. Falta de la humedad necesaria en los suelos y un mercado que continua deprimido para las expectativas de los productores, provocó una nueva caída en el área sembrada este año.
Se han implantado 37.500 hectáreas, un 17% menos que el año pasado, según las estimaciones difundidas por la Bolsa de Cereales de Córdoba. Es el área más baja en los últimos cuatro ciclos.