Ahora pro-transgénicos pero sin convencer en otros temas

Mark Lynas estuvo en Córdoba y repitió lo que ya se le conocía: que antes fue un frenético enemigo de los transgénicos y ahora los defiende. Sin embargo, dejó muchas lagunas en varios temas y un ostensible desconocimiento del lugar adónde había venido. Se nos podrá decir que no estaba obligado a conocer la realidad local. En nuestra opinión, uno debe estar mínimamente enterado de lo que sucede en el lugar al que ha sido invitado. No es que solo querramos escuchar lo que nos gusta o con lo que estamos de acuerdo: esperábamos más de una personalidad a la que se ha rodeado de tanta aureola. Esta opinión no invalida la intención de las entidades y organismos que hicieron el esfuerzo por traerlo a Córdoba.

¿Qué dijo en la conferencia de prensa que dio en Córdoba?
*Transgénicos. No equivalen a pesticidas. Por el contrario, han reducido el uso de agroquímicos. No es correcto asociar los transgénicos con más enfermedades. Puntualizó que “el glifosato es mucho menos tóxico” que otros agroquímicos. Lynas confía en que se pasará de la era de la química a la de biología, que permitirá que las propias plantas se defiendan de las plagas, enfermedades u otros problemas. Rescatable: se precisa “un debate más racional, encontrar zonas de comprensión”. Recordó la “superstición” que generaron hace 20 años los teléfonos celulares. Identificó a la mayoría de los ambientalistas a “anticientíficos”. Reclamó de la “comunidad científica” un protagonismo “más fuerte”. “Es inconsistente decir creo en la ciencia pero NO en la biotecnología”, reprochó a los ambientalistas.
*Biocombustibles versus alimentos. La falsa polémica entablada en este aspecto, fue uno de los puntos en que menos convenció el visitante. Se pronunció en contra de usar cultivos para hacer andar “los autos” en lugar de alimentar a las personas. Según Lynas hay formas más sustentables para producir energías limpias. Aunque admitió que falta bastante para llegar a satisfacer las necesidades del mundo. Omitió, cuanto menos, un par de datos: que la Argentina produce más maíz que el que consume y que importa anualmente 12.000 millones de dólares en petróleo y combustibles. ¿Que hay pobres y hay hambre en la Argentina? Sí, pero es una responsabilidad de la sociedad (primero) y de su gobierno (elegido por los ciudadanos) haberle dado hace rato una solución a ese drama. Aún con tantos pobres y tanto hambre, el maíz alcanza y sobra para ambas cosas.  Por otra parte, Lynas sí aprueba el uso de la energía nuclear.
*Se le hizo notar que, simultáneamente, también se producen más alimentos a partir de los procesos de obtención de biocombustibles. Lynas no respondió concretamente a la pregunta, que hacía referencia a la producción de co-productos que sirven para alimentar a bovinos, porcinos y aves, y que se usan también en otros consumos humanos (por citar uno: bebidas gaseosas; e incluso, para generar energía eléctrica). Admitió que “es un tema complejo: sería bueno tener una respuesta clara pero no es tan fácil”.
*Las zonas de restricción (prohibición de agroquímicos) dispuestas por Municipios de la provincia de Córdoba (hasta 1.500 metros) y cómo han resuelto ese tema en Europa. La pregunta quedó sin respuesta (al menos, vía traductor).
*Ley de Agroquímicos de Córdoba. (se le preguntó muy prudentemente si la conocía y , si la conocía, qué opinión le merecía). Dijo no conocerla y que no opinaba sobre cuestiones locales.
*Agricultura orgánica. La definió “útil como un nicho”. Puntualizó que si se piensa que toda la producción puede ser orgánica “no va a alcanzar para alimentar a la Humanidad”.
*Cambio climático. Señaló que de 2014 a 2050 “falta bastante” y confió en que “vamos a poder mejorar”, “sin bajar los brazos”. Volvió a subrayar el “rol y responsabilidad de los científicos” y lateralmente objetó “una ideología de los ‘70” que dio impulso a corrientes del ambientalismo sin sustento en “evidencia científica”.
*Ambientalistas cordobeses. Algunos grupos fanatizados con el tema Monsanto le hicieron una manifestación cuando disertó en el Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria de Córdoba. Al estilo de siempre: el griterío alborotador, agresivo y ofensivo. Una “batalla” más de la “cruzada”. Como en el medioevo.
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