jueves, 28 de marzo de 2024
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Alquileres: como razonable, 8 quintales más «premio» por mayores rindes

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Edgar Ramírez, de Marca Líquida, que administra varios miles de hectáreas de siembra, confió a Agroverdad que, como otros operadores, el grupo se ha resuelto a moderar quintales fijos y, en todo caso, combinarlos con un riesgo compartido con el propietario.


«Casi la única variable que queda para ajustar o modificar, es el precio de los alquileres», confesó.


Los costos agrícolas se mueven para arriba en rangos que, como mínimo, ascienden entre el 20 y 25%. De la presión impositiva, mejor no hablar.


Los precios de los granos ya no son lo que fueron y las perspectivas de los mercados no alientan, por el momento, a forjarse expectativas alcistas.


Por tanto, «¿qué te queda?: el alquiler», interroga y responde Ramírez.


No hay retorno

Ya se sabe que más de la mitad de la tierra que se cultiva en la Argentina se alquila. Propietarios de 200, 300 o 500 hectáreas que se decidieron a cederlas tentados porque les convenía –por la razón que fuera- arrendarlas antes que trabajarlas por cuenta propia, es muy difícil por no decir imposible que puedan volver a trabajarlas.


Necesidad de capital de trabajo, maquinaria e, incluso, hasta la «cultura agrícola» que se fue perdiendo (muchas cosas han cambiado en pocos años), son impedimentos de peso para pensar en un retorno.


Frente a esa realidad, no resultará fácil mantener pretensiones de precios que los fondos, fideicomisos, pools, asociaciones de diverso tipo o productores individuales, vayan a convalidar. Todos estos actores procurarán seguir en el negocio pero bajo otras condiciones. Tuvieron amplia difusión noticias de grandes y famosos pools para los cuales dejó de ser atractivo alquilar miles de hectáreas para sembrar en la Argentina.


Cambio de paradigma, transformación del modelo de negocios o como se le quiera llamar, lo cierto es que, como en todas las cosas, el punto de equilibrio –si se encuentra- estará en un lugar distinto al de los años pasados.


20% para abajo

En el ciclo 2012/2013 hubo cierta tendencia a revisar los valores y modalidades. Para la campaña 2013/2014, todo indica que continuará. Por lo que va trascendiendo de las incipientes negociaciones, en muchos casos la media se situaría un 20% por debajo de los precios de la temporada pasada.


Ramírez menciona que, en el caso de ML, «las planillas» indican que un número más o menos factible de pactar, según la zona, la calidad del campo y su sistema de rotaciones, puede situarse entre 8 quintales fijos o 9 a lo sumo, con una parte –una cuarta o una tercera parte- pagada al inicio y el resto al cierre del ejercicio. Acordándose un «premio» o «plus» a partir de pisos de producción, esto es, cantidad de quintales de soja y de maíz efectivamente cosechados. Todo lo que exceda esos parámetros, se comparte en determinadas proporciones.


Recién se están barajando las cartas. Pero para nada es descartable que haya jugadores que se queden afuera de la partida, tanto entre los que proyectaban arrendar como los que pensaban que iban a seguir cobrando una renta pagada por los sembradores.


Aunque también hemos escuchado a un ingeniero amigo que suele manifestarse escéptico respecto a una baja concertada de alquileres o que alguién deje un campo sin que otro rapidamente lo termine tomando para sembrar. Y remata con una referencia filosa: la «infelidad» entre colegas productores o sembradores..

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