La declaración de la SRJM, titulada «Ni el campo votó este modelo… ni el país cambió después del 14 de Agosto«, expresa lo siguiente:
«Desde los (impactantes) resultados de la elección Primaria llevada a cabo el 14 de Agosto, en las que nuestro pueblo, en un ejemplo de civilidad se expresó democráticamente, se nos ha venido bombardeando por todos los medios con algunas afirmaciones que pecan de malintencionadas, antes que de erróneas…
Se ha intentado, de cualquier manera, convencer a la población en general, que la candidatura de la Presidente Cristina Fernández es apoyada no solo por una amplia fracción de la sociedad, sino que también cuenta con el consenso de todos los sectores.
Entonces… qué mejor que «malinterpretar» que el campo votó a este gobierno? Con ello, se busca ocultar no sólo el largo enfrentamiento que sigue vigente entre los productores y el gobierno nacional, sino profundizar la idea largamente preconizada de que a toda la sociedad argentina le va «tan bien»… que sería ridículo no apoyar la reelección de nuestra primera dama…
Desde la Rural de Jesús María, nos parece importante aclarar un par de puntos, a este respecto:
No creemos que los productores agropecuarios hayan votado a Cristina Fernández. La gente de campo reúne menos del 1% del padrón electoral, de manera que es más fácil presuponer que esos votos se desparramaron entre los opositores, a que realmente hayan sumado a la victoria K. El campo nunca tuvo un caudal de votos importante, como sector, y eso fue siempre su peor debilidad… Si en el 2009 inclinamos la balanza contra el gobierno, fue porque las comunidades todas nos brindaron su comprensión y su apoyo. La diferencia, en esta elección, fue, precisamente, que en esas comunidades primaron otros conceptos, evidentemente.
-El incesante bombardeo publicitario gubernamental, que en los últimos 2 años multiplicó por 10 los montos dedicados a publicidad oficial, tendiente a convencer a la población de las bondades de este modelo…
-La sensación de prosperidad económica, con los fondos que insufla el mismo sector agroalimentario, que sigue aportando más del 50% de las divisas que ingresan a nuestro país, gracias a los altos precios internacionales de nuestros productos, y a los fondos del ANSES, generosamente volcados a movilizar nuestra economía, pero que nunca serán recuperados para aquello que fueron generados: que nuestros jubilados tengan la vejez digna que se merecen.
-La notable falta de una alternativa confiable entre los candidatos de la oposición, que no supieron conformar una opción creíble, en forma individual ni colectiva, disputándose el lugar de «segundo» para un soñado ballotage, que ninguno podrá disfrutar por esa misma incapacidad.
Para el sector agropecuario… el país no cambió, pese al aluvión de votos que obtuvo la actual presidente. Porqué decimos esto? Porque no vemos cambios alentadores, en ninguno de los puntos críticos que nos han llevado a la situación en la que nos encontramos…
-Seguimos sin tener políticas agropecuarias consistentes, que nos otorguen previsibilidad y horizontes que favorezcan la inversión y el desarrollo de tecnologías, mercados, etc.
-Nuestro Comercio Exterior continúa, paradójicamente, en manos de nuestro secretario de Comercio Interior, el indescriptible Guillermo Moreno, que con sus métodos cuasi mafiosos y absolutamente arbitrarios nos ha hecho perder innumerables mercados tanto en granos como en carnes, y que con la cuotificación de los ROES ha logrado que muchísimos productores dejen de sembrar trigo y maíz, de difícil comercialización, complicando las rotaciones, la sustentabilidad y profundizando el proceso de sojización que tanto critica (y tanto explota) nuestro gobierno nacional.
-No hay electricidad en verano, ni gas en invierno, ni gasoil todo el año, complicando los servicios mínimos, el transporte, y cualquier desarrollo industrial que se pueda soñar… y el atraso en infraestructura vial y férrea sigue siendo tan evidente que unos pocos km. de autopista no pueden disimular, en un país que cada vez tiene peores redes camineras primarias y secundarias, y en el que los fletes se complican y encarecen día a día.
-La inflación, desesperadamente encubierta por los datos de un INDEC en el que ya nadie cree, se come el sueldo de los asalariados, y los ahorros de los cuentapropistas… y mientras tanto, la única coherencia en nuestra política oficial, en todo este tiempo, ha sido intentar tapar el sol con las manos, y barrer bajo la alfombra todo aquello que molesta a esta imagen de bienestar que tanto se pregona.
-La falta de desarrollo de actividades rentables, generadoras de empleo genuino, que reemplacen a los planes sociales que solo fomentan el clientelismo, la pérdida de la cultura del trabajo, la escasez de perspectivas, el desaliento a cambios profundos…
-La corrupción, evidenciada en casos tan notorios que ni vale la pena nombrar, sigue impune y a la orden del día.
Por eso, aunque aplaudimos el acto democrático de una votación donde el pueblo participó masivamente, no cambia nuestra percepción de la realidad, aunque mucha gente haya dado su voto de confianza y esperanza a un nuevo mandato de la presidente. Ojalá este hito sirva para que todos, como sociedad, comprendamos que es nuestro deber hacer correctamente lo que nos es dado hacer: Producir, trabajar, agregar valor… a quienes nos corresponde… a los sectores de la oposición, trabajar, pensar, elaborar y construir alternativas creíbles para este modelo, si no estamos de acuerdo….
Y a los gobernantes, alguna vez, entender que el voto popular no es un cheque en blanco. Que la gente quiere progreso, dignidad, honradez, compromiso.
Para eso, los ciudadanos comunes, los gobernantes y los opositores debemos participar: hacer lo nuestro, pero también ocupar los canales que nos permitan opinar, peticionar, colaborar a que entre todos trabajemos para el bien común, con sectores empresarios responsables, que trabajen e inviertan, conservando nuestros recursos, en un marco de previsibilidad, generando empleo digno, que es la real forma de inclusión que toda sociedad debiera procurar para sus integrantes; y con gobernantes probos, comprometidos, amplios en su mirada, de manera que todos, mancomunadamente, llevemos adelante nuestro futuro, entendiendo que nuestro país tiene todo lo necesario para ser un gran país, si le dejamos hacer, entre otras cosas, lo que realmente sabe: producir alimentos para el mundo».
SOCIEDAD RURAL DE JESÚS MARÍA