Mercados, plagas y enfermedades, inteligencia para gambetear las dificultades. Eran tres de las claves con que un ingeniero agrónomo, habitual interlocutor de Agroverdad, identificaba en el comienzo del año como líneas de trabajo.
Y sobre esa línea empezaremos a trabajar en cuanto vaya pasando este fin de semana largo, porque todavía hoy las actividades urbanas están a un cuarto de máquina o menos –sin bancos, sin oficinas públicas- y perezosamente se podrán en marcha. En el campo, mucho de lo que está pendiente de hacer –las siembras que no se pudieron concretar, las resiembras que deberán hacer- depende de las remisas lluvias cuya mezquindad no se avizora que se modifique en lo inmediato.
Pero para no irnos en pálidas, sin dejar de ser realistas, preferimos quedarnos con la idea de que, a poco de echar a andar el 2012 comience a compensarse la seca con que se inicia con un clima más benigno que el que viene dado. Ya con eso, arrancaríamos con una mejor mirada y un humor un poco más llevadero. Como siempre y en todas las cosas, hay que poner mucho de uno mismo, para que las cosas sean un poco mejor o cambien. Aunque, es cierto, no podemos cambiar así como así a la maldita Niña. Pero hasta para eso, es útil la inteligencia.
